Hay ciertos prototipos que adelantan modelos de producción y que, por tanto, tienen una estética más bien convencional, pero ya sabemos que las marcas también acostumbran a presentar ejercicios de diseño verdaderamente futuristas, como es el caso de nuestro prototipo olvidado de hoy.
En el salón de Detroit de 1996, Ford presentó el llamado Ford Sinergy Concept 2010, un prototipo que miraba al futuro, en concreto al año 2010, e imaginaba cómo podría ser el aspecto de un automóvil a 14 años vista. Si bien nunca llegó a producción, muchas de sus soluciones sí lo hicieron.
Se trataba de un vehículo experimental que Ford creó dentro de un programa gubernamental denominado "The Partnership for a New Generation of Vehicle", que se llevó a cabo junto a los otros dos grandes fabricantes estadounidenses de la época, General Motors y Chrysler.
El objetivo del programa PNGV era lograr un turismo con un consumo de combustible muy reducido, de unos 3,0 litros cada 100 kilómetros (80 mpg). Del estudio no solo surgió el Sinergy Concept 2010 de Ford, sino también los prototipos GM Precept y Chrysler ESX-3.
Este Sinergy Concept 2010 puso el punto de mira en la eficiencia aerodinámica, buscando reducir al máximo el consumo de combustible. Mejoraba la aerodinámica de otros modelos de la casa en un 40% y su estilizada carrocería lograba un coeficiente aerodinámico (Cx) de 0,20. Además, el Sinergy pesaba únicamente 1.000 kilogramos, mucho menos que los modelos Ford de la época, gracias entre otras cosas a una construcción basada en un monocasco de aluminio que ahorraba 180 kilogramos.
A nivel estético destacaba por unas curiosas formas, con pasos de rueda delanteros que sobresalen de la carrocería, ruedas posteriores semicarenadas, puertas traseras de apertura inversa o tipo suicida, o una zaga con forma de gota, al estilo de los coches Art déco de los años 20 y 30 del siglo XX.
Quizá lo más curioso es que recurría a un sistema de propulsión híbrido basado en un pequeño motor 1.0 trasero, capaz de funcionar con diferentes combustibles. Este bloque alimentaba un generador que producía electricidad para los motores eléctricos instalados en las ruedas. También contaba con un sistema capaz de recuperar energía sobrante del motor o de la frenada, que después se podía utilizar para aceleraciones o en subidas.
Por último, el futurista habitáculo destacaba por un volante de curiosas formas, enormes pedales, una instrumentación al estilo Head-Up Display, diversas pantallas digitales y, sobre todo, por la ausencia de mandos y botones, ya que todas las funciones del vehículo se controlaban a través de comandos de voz, una tecnología que podemos encontrar hoy en día en los modelos de la firma americana.